dimanche 27 mai 2018

22 de septiembre: Kandovan

Pasamos por las afueras de Tabriz sin entrar. Allí descubrimos una especialidad de huevos y patatas envueltos en pan oriental, un cambio bienvenido a nuestra dieta de kebabs y arroz.

Última etapa del viaje: Kandovan, un pueblo troglodita muy turístico.







Fin del viaje
¡Hasta otro día!




21 de septiembre: puente colgante de Meshgin Shahr, castillo de Babak

En Meshgin Shahr, visitamos un puente colgante famoso.


Justo conseguimos pasar antes de unos centenares de niños reunidos para una fiesta.


No faltaban las atracciones al otro lado del puente.


Incluso pudimos tirar al arco los mayores.


Seguimos hasta la pequeña ciudad de Kaleybar donde buscamos un hotel sin éxito. El único que encontramos abierto era fuera de nuestras posibilidades, así que decidimos seguir ya que no era muy tarde.
Paramos en las ruinas del castillo de Babak. Se puede subir en coche hasta un punto donde sigue un camino hasta las ruinas. Es una zona poblada de algunos nómadas.


Los niños y yo no subimos hasta arriba ya que se estaba haciendo de noche.


Hotel Raviz, Ahar
triple 1'000'000 rial

20 de septiembre: Ardebil - Shahr Yeri

Nos alejamos de la frontera y visitamos Ardebil, con el Mausoleo del jeque Ali al-Din.



Paseo por el bazar, donde compramos todo el equipamiento para empezar el colegio.



Por la tarde, salimos de Ardebil y a la hora de la siesta, nos paramos en el sitio arqueológico de Shahr Yeri. Son unas 300 tumbas de un pueblo pre-iraní, unas de las más antiguas del país.




Para llegar, una vez llegados a Pazmiyan en la carretera nº14, hay que seguir las flechas que están puestas dentro del pueblo (parece que no vas a llegar a ningún sitio). Era la época de uvas y compramos algunas a unos de los múltiples vendedores que había al lado de la carretera.

Dormimos en Meshgin Shahr
Hotel Apartment Durna
1'900'000 riales para una suite muy amplia

19 de septiembre - hacia la frontera

Seguimos la ruta por la costa hacia la frontera. En camino, paramos en esos columpios bonitos.


Nos cuesta encontrar un acceso a la playa. Paramos en unas ruinas del castillo de Lisar (Qal'eh Lisar).
Allí, como no, dos familias han plantado la tienda de campaña y subido todo el picnic.



Llegamos a la carretera que discurre al lado de la frontera. Al otro lado, parece ser que se encuentra un gran parque nacional, por lo cual no vemos gente ni habitaciones. No paramos en Astara que es el pueblo que hace frontera. Esta carretera es muy segura en este tramo, pero según leímos no es muy recomendable pasear por la carretera más al oeste donde se encuentra el triángulo Azerbaiyán-Irán-Armenia porque Armenia y Azerbaiyán hasta hace poco estaban en guerra.
Sin embargo, nos habría encantado subir hasta  Yolfa en la frontera con Armenia. Todos con los que hablamos hablaban muy bien de ese sitio y sus alrededores, pero no nos dio tiempo.

Sacamos rápido unas fotos de la frontera, en marcha, por miedo a ser detenidos. Luego vimos que la gente se baja del coche para hacerse fotos con el palo selfie en ese mismo sitio. Peligro no parece haber mucho.


Justo en la frontera, como no, otro trineo de verano, telecabinas, etc. Un poco desolado con la niebla.




Dormimos en un hotel en el centro de Namin por 1'200'000 riales.

18 de septiembre - Masuleh

Ahora sí vemos Masuleh de día.



Venden patatas fritas cortadas en espiral pinchadas en un palo. Nos encanta.


Salimos por la carretera hacia el norte y la frontera con Azerbaiyán. De camino encontramos unos karts. Muy divertido para papá.


En Talesh, descubrimos por casualidad un parque con trineo de verano y ciervos.




Dormimos en el Hotel Liveadoor (no he apuntado el precio): http://hotel-liveadoor.blogfa.com/
La empleada era muy amable y hablaba bien inglés. Lo único que no nos dijeron que iba a celebrarse una boda por la noche. Nos dimos cuenta cuando empezaron a probar el equipo de sonido con música disco iraní. Al final, la fiesta duró apenas tres horas y cuando nos dimos cuenta ya estaba todo silencioso.

mardi 29 août 2017

17 de septiembre: de Qazvin a Masuleh

En Qazvin, paseamos un poco por el bazar.



Encontramos la tienda de alfombras que conocíamos (se acordaban de nosotros, muchos niños rubios no deben de entrar a menudo en esa tienda) y apalabramos 3 alfombras para recogerlas el último día del viaje.

Salimos hacia Masuleh, un pueblo conocido por estar construido en una cuesta tal que el techo de la casa de abajo es la terraza de la casa de encima. Y es muy, muy turístico. De Qazvin tardamos unas tres horas. A nuestra llegada, bajo una lluvia torrencial, nos cuesta aparcar de toda la gente que hay y ya nos arrepentimos a medias de haber venido. Saltamos sobre la primera habitación del primer hotel que vimos, el Hotel Masuleh, al lado del aparcamiento grande a la entrada del pueblo. Tenía una pinta horrible y además reinaba un ambiente de guerra para conseguir una habitación ya, que se hacía de noche y llovía. Conseguimos una habitación. Y que habitación: sucia, a la ventana le faltaba el cristal, la cama torcida... Me pasé la noche pensando que si venía un terremoto, no podíamos sobrevivir. Pero sobrevivimos, claro, como no.

Vimos Masuleh de noche  un rato, bajo la lluvia. Cenamos hígado y corazón, y los niños también, y nos hicimos un amigo, como todos los días.



Masuleh Hotel (no lo he vuelto a encontrar en Internet, podría ser el que se llama Mehran pero el interior no se parece en nada)
1'000'000 riales para una habitación triple pequeña

16 de septiembre: lago Evan y llegada a Qazvin

Seguimos por paisajes lunares.



Poco a poco va apareciendo verde.


Paramos en el lago Evan, una atracción turística local. Hay chiringuitos con té y parece que también podría haber comida al mediodía, pero lo que parecía un restaurante estaba cerrado. Los niños se bañaban así que los nuestros pusieron los pies también, y se podía alquilar barcos de pedales, pero poco más, para un europeo de visita al Oriente Medio no es una parada imprescindible.





Cruzamos Rajae Dasht y paramos a comer a la salida del pueblo, y nos dirigimos hacia otras ruinas, Lambsar Castle. Hay dos senderos para llegar a las ruinas, el primero que se ve sube por una cuesta infinita y un montón de peldaños, y el segundo, un poco más adelante en la carretera, es mucho más ameno.

Vistas de nuestro coche aparcado en la carretera.


Un trozo de ruinas. Lo bonito, es el paseo.


Esa noche llegamos a Qazvin, territorio ya conocido, y vamos directamente al hotel Iran donde nos habíamos alojado en 2014. Tiene críticas espantosas en TripAdvisor, pero nosotros estuvimos muy contentos con ese hotel, es central, tiene aparcamiento y restaurante, más o menos limpio, e incluso esta vez nos hicieron un descuento de temporada baja.

Paseamos por el bazar de lujo que se estrenó en 2014 cuando visitamos la ciudad. Es un bazar antiguo totalmente renovado y lleno de tiendas de lujo. En uno de los patios se puede tomar algo, e incluso tenían patatas fritas, muy raras de encontrar en Irán.

Hotel Iran
Azadi Square
Qazvin
028-33228877