En Qazvin, paseamos un poco por el bazar.
Encontramos la tienda de alfombras que conocíamos (se acordaban de nosotros, muchos niños rubios no deben de entrar a menudo en esa tienda) y apalabramos 3 alfombras para recogerlas el último día del viaje.
Salimos hacia Masuleh, un pueblo conocido por estar construido en una cuesta tal que el techo de la casa de abajo es la terraza de la casa de encima. Y es muy, muy turístico. De Qazvin tardamos unas tres horas. A nuestra llegada, bajo una lluvia torrencial, nos cuesta aparcar de toda la gente que hay y ya nos arrepentimos a medias de haber venido. Saltamos sobre la primera habitación del primer hotel que vimos, el Hotel Masuleh, al lado del aparcamiento grande a la entrada del pueblo. Tenía una pinta horrible y además reinaba un ambiente de guerra para conseguir una habitación ya, que se hacía de noche y llovía. Conseguimos una habitación. Y que habitación: sucia, a la ventana le faltaba el cristal, la cama torcida... Me pasé la noche pensando que si venía un terremoto, no podíamos sobrevivir. Pero sobrevivimos, claro, como no.
Vimos Masuleh de noche un rato, bajo la lluvia. Cenamos hígado y corazón, y los niños también, y nos hicimos un amigo, como todos los días.
Masuleh Hotel (no lo he vuelto a encontrar en Internet, podría ser el que se llama Mehran pero el interior no se parece en nada)
1'000'000 riales para una habitación triple pequeña

Encontramos la tienda de alfombras que conocíamos (se acordaban de nosotros, muchos niños rubios no deben de entrar a menudo en esa tienda) y apalabramos 3 alfombras para recogerlas el último día del viaje.
Salimos hacia Masuleh, un pueblo conocido por estar construido en una cuesta tal que el techo de la casa de abajo es la terraza de la casa de encima. Y es muy, muy turístico. De Qazvin tardamos unas tres horas. A nuestra llegada, bajo una lluvia torrencial, nos cuesta aparcar de toda la gente que hay y ya nos arrepentimos a medias de haber venido. Saltamos sobre la primera habitación del primer hotel que vimos, el Hotel Masuleh, al lado del aparcamiento grande a la entrada del pueblo. Tenía una pinta horrible y además reinaba un ambiente de guerra para conseguir una habitación ya, que se hacía de noche y llovía. Conseguimos una habitación. Y que habitación: sucia, a la ventana le faltaba el cristal, la cama torcida... Me pasé la noche pensando que si venía un terremoto, no podíamos sobrevivir. Pero sobrevivimos, claro, como no.
Vimos Masuleh de noche un rato, bajo la lluvia. Cenamos hígado y corazón, y los niños también, y nos hicimos un amigo, como todos los días.
Masuleh Hotel (no lo he vuelto a encontrar en Internet, podría ser el que se llama Mehran pero el interior no se parece en nada)
1'000'000 riales para una habitación triple pequeña


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