dimanche 25 décembre 2016

11 de septiembre: más Tehran

en un sitio al parecer legendario donde hay siempre una cola inmensa para entrar. Es famoso por su comida rica y abundante. A la entrada, nos dieron el menú:


Estaba clarísimo. Menos mal que nos ayudó una chica que hablaba muy bien inglés. Nos recomendó la pierna de cordero que estuvo muy rica, y el arroz con kebap habitual también. Sin embargo, la atmósfera es un poco agobiante, con mucha gente en un espacio pequeño, con comensales que no comen, inhalan la mitad de su comida y se llevan la otra mitad corriendo. No fue un placer increíble, y eso que no hicimos cola casi (lo normal, leí en internet, es esperar dos horas para entrar).

Después de la comida, todavía era temprano y nos fuimos de turismo de verdad a visitar el Golestan Palace, residencia de los shahs del siglo XIX. Se paga la entrada y la visita de cada edificio por separado, con lo cual visitar todos los anexos y museos del recinto llega a costar bastante dinero. Hicimos los tacaños y pagamos solamente una visita extra aparte de los jardines.












Con encuentros diversos...


El palo selfie, prolongación del cuerpo de los iraníes de todas las edades



jeudi 15 décembre 2016

10 de septiembre: paseo por Tehran

Estábamos agotados. A las 11 y media nos despertamos todos y nos pusimos en marcha para el bazar de Tehran, que es, como no, el más grande del país con no sé cuántas avenidas de alfombras - una microciudad dentro de la ciudad, como decían las guías. Decidimos ir andando, un error ya que no era tan cerca como parecía. Hay una calle peatonal (en la estación de metro Panzdah Khordad) donde se sitúa una de las entradas grandes del bazar, y otros centros comerciales que venden principalmente ropa, llenos de gente a todas horas. Después de dificultades iniciales, al final sí que encontramos el gran bazar, peleando para entrar en medio de la muchedumbre. Los carritos de mercancías (que empujan a mano) casi atropellaron a los niños numerosas veces.



Recorrimos un par de calles del bazar, pero entre la caminata hacia el lugar y la búsqueda de la entrada, estábamos todos bastante cansados ya y nos paramos a comer en un restaurante en el sótano del bazar.

Por la tarde-noche, pasamos por la torre Azadi al norte de Tehran.




Se puede subir a la torre durante el día hasta las 17:00, nosotros llegamos tarde pero se puede pasear hacia ella. Está en medio de una rotonda gigante que se cruza arriesgando la muerte en cada instante.

Luego cogimos un taxi hasta el parque de atracciones Eram, el más grande de la ciudad. Queríamos disfrutar de cosas de niños mientras estábamos en Tehrán. Como veis, hay de todo en Irán.


Tobogán gigante


 Camas elásticas. El trabajo del chaval es tirar de los niños para que salgan disparados a los aires.